La cocina española es muy rica y variada. Los españoles somos muy conscientes de esa variedad y nos gusta explicar que comemos bien y de forma saludable.
Los olores y los sabores de la cocina española también son parte de una lengua y de la memoria común de un conjunto de personas.
Para entender qué es una tortilla de patatas no basta la definición del diccionario, también hay que explicar la melancolía que invade a un español, que estando en el extranjero, recuerda su sabor y los compañeros de bar con los que compartía el plato. La memoria común también da significado a los conceptos.
En un mundo globalizado la alimentación de distintas zonas del mundo se acerca cada vez más. Los españoles también hemos caído en la comida basura, porque es un producto fácil de adquirir, sencillo de conservar, barato y rápido de preparar.
Al mismo tiempo nos enorgullece que la dieta mediterránea es patrimonio inmaterial de la humanidad, ahora resulta que tenemos lecciones que dar al mundo. Algunos de los pilares de esa dieta mediterránea: el aceite de oliva, la abundancia de verduras, cereales (en forma de pan) y legumbres, el pescado, el vino, y cantidades moderadas de carne (sobre todo de cerdo). También nos saltamos la dieta con tapas y dulces, porque la comida es algo compartido, una excusa para encontrarnos y centro de celebraciones.
Algunas recetas forman parte de nuestro ADN. En cada región hay una rica tradición culinaria, algunas recetas tienen un recorrido muy local, y otras, como las que incluimos a continuación, son conocidas y preparadas en zonas geográficas más amplias, además tienen la virtud de evocarnos la infancia, la familia… auténticas magdalenas empapadas en té proustiano.
Aquí te ofrecemos algunas reflexiones para que conozcas mejor la cocina española y también algunas recetas clásicas.