Mantecados

Este dulce es típico de la Navidad; puede prepararse en casa según la receta siguiente, pero la mayoría de los españoles los compran ya hechos. Entre noviembre y enero, los mantecados pueden comprarse en cualquier supermercado.

Mantecados

Ingredientes (salen unos 50)

375 g de harina, 180 g de manteca de cerdo, 225 g de azúcar, 100 g de almendra molida, 1 pellizco de sal, canela en polvo o piel de limón rallada y azúcar lustre para espolvorearlos.

Preparación

  • En una sartén se pone la harina a calentar. Se le da un par de vueltas con una cuchara de madera y, antes de que se tueste, se retira del fuego (5-7 minutos). En esta operación no es necesario añadir ni agua ni ningún tipo de grasa. Si se prefiere, la harina puede tostarse en el horno.
  • En un recipiente grande se pone la harina ligeramente tostada, la manteca, el azúcar, las almendras molidas, un pellizco de sal y la canela o la piel de limón rallada. Se amasa con las manos hasta mezclar todos los ingredientes. Se deja reposar la masa dos horas en la nevera.
  • Se coge un poco de masa, se forma una bola pequeña y se aplasta; quedará una especie de galleta gruesa.
  • Se colocan los mantecados en una bandeja de horno, unos al lado de otros sin tocarse. No es necesario untar la bandeja. Se hornean a fuego suave (150 ºC) durante 30 minutos. Se sacan del horno y se dejan enfriar en la misma bandeja. Cuando los mantecados están fríos, se retiran de la bandeja de horno.
  • Se espolvorean con azúcar lustre. Se toman como postre acompañados de vino dulce. Pueden guardarse unos cuantos días en envoltorios individuales de papel de seda.

La mantecados son muy blandos y hay que comerlos con cuidado o la mitad de la galleta se caerá al suelo. Un truco para comerlos con mayor tranquilidad es aplastarlos enérgicamente entre las dos palmas de la mano antes de sacarlos de los envoltorios. La misma técnica vale para los polvorones.

Algunos son aficionados a retar a otros a meterse entero un polvorón o un mantecado en la boca y pronunciar “Pamplona”. Rara es la vez que los trozos del dulce no salen volando.