Como ya hemos visto anteriormente, los adjetivos demostrativos pueden usarse para intensificar un insulto. Ese, esa, esos y esas se usan cuando el insultado no está presente, aunque la ofensa o el motivo de insulto es algo reciente para quien habla:
Al loco ese tendrían que haberlo metido en la cárcel.
Tendrías que haber visto el desprecio que me ha hecho la estúpida esa.
Los cabrones esos se van a enterar de quién soy yo.
Las zorras esas se lo han llevado todo.
En ninguno de los ejemplos anteriores el insultado está presente. En los ejemplos que siguen el insultado sí lo está, pero quien habla, en principio, no se dirige directamente a él, sino a otra persona.
El tonto este me ha chafado los planes. ¿Por qué lo has hecho? (La primera oración se dirige a otro interlocutor, la pregunta al “tonto” y con ella se le piden explicaciones de una conducta.)
La puta esta no se ríe de mí. Ven aquí si te atreves. (Solo el desafío se dirige a la “puta”. La insultada está cerca, pero la primera oración no va dirigida a ella, se dice en un tono normal o se murmura. Con el desafío se eleva el tono de voz.)
¿Quién le ha dicho a los gandules estos que podían sentarse? ¡Venga a trabajar! (La pregunta es retórica: no se dirige a los “gandules”, pero no hay nadie más presente. La orden sí va dirigida a ellos.)
Dile a las gordas estas que ya las llamaremos y que gracias por haber venido. (Alguien encargado de seleccionar personal se refiere despectivamente a un grupo de mujeres, y encarga a otra persona que las despida educadamente. Las “gordas” no escuchan este calificativo.)
Aquel, aquella, aquellos y aquellas sirven para aludir despectivamente a una o varias personas, pero la ofensa o motivo de insulto se produjo en un pasado más o menos lejano.
¿Te acuerdas del cerdo aquel que nos pinchó las ruedas de la moto?
No he vuelto a saber nada más de la tonta aquella con la que salía.
Los cabezones aquellos ya no tienen la tienda, traspasaron el negocio.
¡Ah! sí ya me acuerdo. Me hablas de las fulanas aquellas que nos ligamos en la discoteca.
Además, estos adjetivos demostrativos pueden utilizarse para aludir a alguien despectivamente, aunque sin utilizar un insulto en sí; en este caso los determinantes acompañan a términos del registro estándar o popular: niño, niña, viejo, vieja, tío, tía, tipo, tipa…
La niña esa está muy consentida; le compran todo lo que pide.
El viejo este se pone chulo, me parece que le voy a romper la cara.
Hoy me ha llamado el tío aquel que me prestó dinero.