Cuando una persona está enfadada o disgustada, suele imponer su voluntad mediante órdenes enfatizadas con: joder, cojones, coño, mierda, hostia, hostia puta, caray, carajo, carayo, todas ellas expresiones vulgares. También pueden utilizarse sus eufemismos: jolín, jolines, hosti.
¡Ven aquí, joder!
¡Dame eso, cojones!
¡Cállate, coño!
¡No me cabrees, hostia!
¡No me empujes, caray!
Las lamentaciones también pueden enfatizarse de este modo:
Siempre llego tarde, ¡joder!
Ahora se ha roto el coche, ¡mierda!
¿Quién se ha llevado el paquete?, ¡hostia!
En las preguntas, siguiendo a un pronombre o adverbio interrogativo, se colocan muletillas con un fin enfático concreto. Por televisión, en películas y series dobladas podemos escuchar: diablos, diantre eufemismo, demonios…
¿Qué diablos pasa?
¿Por qué diantre me has despertado?
¿Dónde demonios has puesto las llaves?
En las películas españolas y por la calle, en cambio, se utilizan estas otras:
¿Qué coño pasa? vulgar
¿Por qué cojones me has despertado? vulgar
¿Dónde leches has puesto las llaves? vulgar
¿Quién carajo ha dicho eso? vulgar
¿Cuándo narices vas a volver? eufemismo
¿De qué puñetas me hablas? popular
Tanto en las malas traducciones como en las formas propias españolas es necesario que quien habla esté enfadado, molesto o harto.