Este dulce se toma para desayunar o merendar en días de fiesta; pueden comerse solos o mojándolos antes en chocolate a la taza, como hacen los más golosos.
Ingredientes (salen unos 20)
1 taza de agua, 1 pellizco de sal, 1 taza de harina, 1 l de aceite de oliva (sobrará) y 100 g de azúcar lustre.
Preparación
- En un cazo se pone el agua y la sal. Se calienta la mezcla.
- Cuando el agua empiece a hervir, se echa toda la harina y se remueve con una cuchara de madera hasta que la masa se desprenda de las paredes del cazo.
- Sacamos el cazo del fuego y dejamos enfriar un poco la masa.
- Se mete la masa en una manga pastelera. Puede usarse una boquilla lisa o con forma de estrella.
- Se calienta el aceite en una sartén. Con el aceite bastante caliente se forman los churros directamente dejándolos caer en la sartén: se aprieta la manga pastelera hasta que sale una tira de 15-20 cm de masa y esta se corta con un cuchillo o con los dedos humedecidos en agua.
- Cuando los churros están dorados por los dos lados, se sacan y se escurren sobre papel absorbente.
- Los churros se sirven calientes y espolvoreados con azúcar lustre. Si se quieren comer los churros mojándolos en chocolate a la taza no se espolvorean con azúcar lustre, porque el chocolate ya es bastante dulce.
El chocolate a la taza es una crema espesa que se prepara con leche, cacao, azúcar y almidón (harina de maíz, de patata o de arroz). En los comercios de alimentación puede encontrarse chocolate a la taza ya preparado y envasado en bricks, también paquetes con los tres últimos ingredientes (cacao, azúcar y almidón) en la cantidad justa para que cada uno pueda preparar el chocolate a la taza en casa y comerlo caliente y recién hecho.
Hacer algo como churros significa que esa cosa puede hacerse en gran cantidad por su simplicidad. Sin embargo y a pesar de la sencillez de la elaboración de los churros, los españoles suelen comprarlos ya hechos en churrerías. Estos establecimientos pueden ser fijos o ambulantes (caravanas). Los ambulantes se instalan en mercadillos al aire libre los días de mercado y en los barrios residenciales los domingos por la mañana. Allí se compran al peso, recién hechos, y después metidos en cucuruchos de papel grueso, para que no nos quememos.